Es probable que haya oído hablar de la dermatitis atópica o que sea uno de los miles de afectados por esta enfermedad. También conocida como eczema atópico, esta inflamación de la piel provoca sequedad, lesiones y picor, síntomas muy molestos que pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo, independientemente de la edad.
¿Quieres saber más sobre ello y comprobar qué cuidados recomiendan los dermatólogos? Sólo hay que seguir la lectura.
¿Qué es la dermatitis atópica?
La dermatitis atópica (DA) es el tipo más común de alergia cutánea. Según un estudio realizado el 60% de los casos de la enfermedad inflamatoria ocurren en bebés en el primer año de vida. La DA adopta una forma leve en el 80% de los niños afectados, y en el 70% de los casos hay una mejora gradual al final de la infancia.
Aunque se manifiesta a la edad de 5 años, lo más frecuente es que la afección pueda surgir en cualquier periodo de edad. Se estima que alrededor del 20% de los casos permanecen durante la edad adulta.
Los pacientes con dermatitis atópica sufren alteraciones en la barrera epidérmica e inmunológica. La DA altera la formación de la barrera cutánea. De este modo, algunos alérgenos pueden penetrar y provocar inflamaciones en la piel. La sequedad es también una de las consecuencias.
Síntomas de la dermatitis atópica
Los síntomas suelen variar según el estadio de la enfermedad y la edad de la persona afectada, siendo más frecuentes en los pliegues de los brazos y las rodillas, las mejillas, las manos y los pies. La sequedad de la piel es la principal característica de la dermatitis, que provoca lesiones de diferentes formas, desde placas, bolitas, costras, descamación y enrojecimiento. Como cualquier reacción alérgica, va acompañada de picores y lesiones. Las lesiones tienden a desaparecer tras el tratamiento y la mejora de la alergia.
El acto de rascarse la piel facilita la contaminación de las heridas por bacterias, especialmente el Staphylococcus aureus, que puede causar infecciones más graves. En los casos avanzados de inflamación, las zonas afectadas se vuelven liquenificadas. Por lo tanto, es importante buscar el tratamiento de la dermatitis atópica con la ayuda de su dermatólogo, así como el diagnóstico correcto, tan pronto como aparezcan los primeros síntomas.
Tratamiento de la dermatitis atópica en la cara
Como ya se ha mencionado anteriormente, el tratamiento y el diagnóstico de la dermatitis atópica o el eczema deben ser realizados por un dermatólogo. En general, la enfermedad de la piel se trata con fármacos antiinflamatorios y cremas hidratantes, con el fin de controlar la inflamación y el picor de la piel.
El tratamiento se realiza con medicamentos orales (corticoides y antialérgicos) y tópicos, prescritos por un especialista en el área. Se recomiendan activos emolientes, humectantes y oclusivos. Las ceramidas, la niacinamida, la alantoína, la glicerina, la urea, los ácidos grasos, el aloe vera y el aceite de almendras son grandes compuestos. La fototerapia (exposición a la luz ultravioleta) también puede ayudar.
Cambiar y mejorar algunos hábitos es muy importante para tratar las crisis y evitar los factores desencadenantes. Algunos consejos de la Dra. Talita son
- Alimentos con pocos conservantes y/o colorantes;
- Bañarse con agua tibia;
- Jabones apropiados para la limpieza de la piel, principalmente de la cara;
- Higiene de la piel como máximo 2 veces al día;
- Hidratación diaria, para reforzar la barrera cutánea;
- Eliminación del suavizante de la ropa;
- Ambiente del hogar siempre limpio y ventilado;
- Visitas regulares al dermatólogo.
¿Cuáles son las causas? ¿Qué empeora la condición?
El dermatólogo explica que la dermatitis atópica es una enfermedad crónica, no contagiosa, que puede mejorar o empeorar a lo largo de la vida. Así que, si se preguntaba si la dermatitis atópica tiene cura, sepa que no la tiene.
La causa puede ser genética o hereditaria, y venir acompañada de otras alergias, como el asma y la rinitis. También existen algunos factores de riesgo capaces de desencadenar los síntomas, los principales son: el polvo, los hongos, la baja humedad del aire, el frío intenso, el calor, el sudor, el estrés, el uso de cosméticos inadecuados y algunos alimentos, como las gambas, los cacahuetes y la leche.
También debe evitarse la ingesta de alimentos procesados y ultra procesados, por ejemplo, los embutidos. Los baños muy calientes, los perfumes, los suavizantes, los productos de limpieza y la ropa sintética pueden desencadenar las crisis de dermatitis.