¿Y quién no sueña con una piel bonita, de esas que salen en las portadas de las revistas? Para asegurar un buen aspecto del cutis, no hay manera: hay que invertir en una rutina de cuidado de la piel, hecha con mucho cuidado y disciplina. Pero, ¿Cuándo empezar a cuidarse la piel? ¿Hay una edad adecuada para ello?
En este post vamos a aclarar algunas dudas sobre el tema y traer los principales cuidados para cada grupo de edad, pasando por la infancia, la adolescencia, la edad adulta y la vejez.
Al fin y al cabo, ¿cuándo hay que empezar a cuidar la piel?
La pregunta que no se calla No existe una edad ideal, pero es importante mantener la piel sana. Desde el primer día de vida, nuestra piel merece un cuidado constante, pero cada fase requiere un tratamiento dermatológico diferente. Sin embargo, siempre hay que tener cierto cuidado.
Entre las principales se encuentran: el uso diario de protectores solares, la limpieza adecuada y la aplicación de cremas hidratantes apropiadas para su tipo de piel. En cuanto a la higiene, independientemente de la edad, algunos especialistas dan preferencia al jabón de glicerina, que mantiene la humedad natural de la piel. Bañarse con agua muy caliente en los días fríos es un hábito que debemos abandonar, porque provoca la sequedad de la piel.
Antes de mostrarte cómo cuidar la piel de cada grupo de edad, conviene recordar que cualquier rutina de cuidado de la piel debe diseñarse según las necesidades y el tipo de cada piel. Asegúrese de consultar regularmente a un dermatólogo.
Cuidado de la piel de los niños
Según las investigaciones, el cáncer de piel también está relacionado con las quemaduras solares que se producen en la infancia. Por lo tanto, el uso de protectores solares para niños es necesario a partir de los 6 meses de edad, con reaplicación cada 3 horas. Por cierto, la aplicación de la protección solar comienza desde los primeros meses de vida, y debería prolongarse siempre.
Hay que fomentar la hidratación desde el principio, justo después del baño. En la primera infancia, frotar la piel con crema hidratante es una forma acogedora de que las madres den cariño a sus hijos.
Cuidado de la piel a los 20 años
Cuando llega la adolescencia, con toda la agitación hormonal, muchas personas empiezan a tener la piel grasa y acnéica, especialmente en la cara, el cuello y la espalda. En este caso, puedes optar por jabones específicos antigrasa, loción tónica para una limpieza más profunda y una crema hidratante de tacto seco (oil free).
A los 20 años, en algunos casos antes, suele ser el hito para empezar a utilizar cremas de tratamiento, que ayudan a reducir el acné y las posibles manchas. Los productos más recomendados para mantener la piel sana son las combinaciones con ácido mandélico, ácido láctico y ácido glicólico.
En esta fase de la vida, también es posible mitigar los efectos del tiempo con el uso de activos como la vitamina C, que ayuda a combatir los radicales libres y estimula la producción de colágeno. El fotoprotector es indispensable. El consejo es elegir un producto de tacto seco, recomendado para tu tipo de piel.
Cuidado de la piel después de los 30

A partir de los 25 años, empezamos a notar los primeros signos de envejecimiento, como las arrugas y las líneas de expresión. En este momento, el cuidado de tu piel debe ser aún más cuidadoso, para evitar la pérdida de colágeno y elastina, además de las incómodas manchas.
El envejecimiento de la piel puede clasificarse como intrínseco – causado por alteraciones genéticas y metabólicas (o extrínseco ) caracterizado por factores externos o hábitos de cada persona. Lo ideal es trabajar en ambos tipos de prevención.
Además de una rutina compuesta por limpieza, hidratación y fotoprotección, debemos incluir un antioxidante (antienvejecimiento), activos regeneradores y despigmentantes.
Las sustancias antioxidantes más utilizadas suelen estar basadas en la vitamina C y la vitamina E. Dependiendo de las características de la piel, se puede iniciar un tratamiento con agentes aclaradores que ayuden a la regeneración celular, como el ácido glicólico, el ácido tranexámico, el ácido mandélico, entre otros. Se recomiendan los alfa hidroxiácidos, los famosos AHA, porque estimulan la producción de colágeno en las capas más profundas, al mismo tiempo que eliminan las células muertas y aceleran la renovación.
A esta edad, también es importante iniciar la toxina botulínica de forma preventiva, mientras las arrugas son todavía dinámicas. Cuando se fijan, la toxina ya no tiene un efecto satisfactorio.
¿Cómo cuidar la piel a partir de los 50 años?
La piel se considera madura entre los 40 y los 50 años, como ya hemos mostrado aquí. Es cuando se vuelve más fina y sensible, con una renovación celular aún más lenta y una mayor pérdida de colágeno y elastina. Las arrugas se hacen más evidentes y también perdemos muchas bolsas de grasa en la cara. Con ello, las ojeras se hacen más evidentes, aparece el famoso bigote chino y ganamos un aspecto cansado.
La deshidratación es una característica común de la piel madura, así como la hiperpigmentación. Es en esta fase cuando la exposición al sol sin protección durante toda la vida empieza a molestar más. Las manchas seniles aparecen, principalmente, en las manos, la cara y el cuello. El uso de potentes agentes despigmentantes, como el ácido tranexámico, el ácido mandélico y la alfa-arbutina, son buenas opciones para quienes desean aliviar el problema.
Las cremas hidratantes más recomendadas son las que tienen textura de crema o sérum, con acción rejuvenecedora y regeneradora, como el ácido glicólico (el favorito de las pieles maduras) y el ácido láctico (perfecto para las pieles sensibles).
Además de todos los cuidados de la piel, a menudo tenemos que recurrir a procedimientos complementarios para mitigar los efectos del tiempo, como bioestimuladores, toxina botulínica, ácido hialurónico, peelings y láseres.
Para concluir este artículo que desvela cuándo hay que empezar a cuidar la piel, cada edad tiene sus particularidades y, por tanto, lo que más cambia en la rutina de cuidado de la piel con el paso de los años es la elección de los cosméticos, no el paso a paso en sí.