El acné, también conocido como acné vulgar, es una enfermedad de la piel muy común y no contagiosa. Con ella, aparecen los temidos granos y puntos negros, que pueden causar molestias e incluso cicatrices en la piel. Por lo tanto, elegir el tratamiento del acné ideal para su piel es una de las formas más eficaces de deshacerse de este mal.
El proceso que desencadena el acné es inflamatorio y se produce cuando nuestros folículos pilosos se obstruyen con sebo o células muertas. Si quieres deshacerte de este problema, descubre con nosotros los tipos de acné y conoce el mejor tratamiento para cada uno.
¿Qué es el acné vulgar?
Antes de entender los tipos de acné, hay que saber qué es el acné vulgar. Normalmente, esta enfermedad dermatológica no conlleva muchas complicaciones para nuestro organismo. Sin embargo, la falta de un tratamiento eficaz puede provocar la aparición de manchas y cicatrices de acné en la piel, además de golpear el lado psicológico.
El acné aparece cuando se produce una combinación de 4 factores (o etapas) en el folículo piloso. Todos ellos, juntos, dan lugar a la formación e inflamación del comedón:
- producción excesiva de sebo;
- Hiperqueratinización del folículo piloso, es decir, el exceso de queratina producido por la piel obstruye el folículo, impidiendo la salida del sebo y acumulando restos celulares en su interior;
- colonización de este folículo por la bacteria Cutibacterium acnes;
- reacción inflamatoria en la región del folículo obstruido, con la consiguiente acumulación de restos celulares, pus y sebo, formando la lesión pustulosa del acné.
Cuando hay un crecimiento bacteriano en el interior del folículo, la inflamación aumenta, acumulando pus y provocando granos. Las zonas más afectadas son la cara, el pecho, la espalda y los hombros.
Las manifestaciones del acné incluyen comedones abiertos (blancos) o cerrados (negros), pápulas (pequeñas lesiones elevadas, endurecidas y rojizas), pústulas (pápulas con pus, o simplemente granos), nódulos y quistes (lesiones más grandes y en capas más profundas de la piel).
Los 5 tipos principales de acné

Hay varios tipos de acné y grados, desde los más leves hasta los más graves, que requieren diferentes tratamientos para el acné. De acuerdo con las características clínicas de las lesiones de acné, y como se muestra en el estudio Acné: diferentes tipologías y formas de tratamiento, el acné se clasifica en cinco grados de afectación:
- Grado 1: acné con comedones y pápulas;
- Grado 2: pápulas y pústulas de acné;
- Grado 3: acné nódulo-quístico;
- Grado 4: acné conglobata;
- Grado 5: acné fulminante.
La manifestación del acné está relacionada con el comportamiento de las hormonas sexuales masculinas o andrógenos. Se producen tanto en hombres como en mujeres.
La elevación de los niveles hormonales durante la adolescencia provoca una mayor producción de grasa por parte de las glándulas sebáceas de la piel. Aunque el acné es más común durante la pubertad, también afecta a los jóvenes y a los adultos mayores de 40 años. Sin embargo, los cambios hormonales no son las únicas causas de la enfermedad.
Otros factores, como la predisposición genética, la dieta rica en grasas, las cremas faciales inadecuadas e incluso el estrés pueden desencadenar o empeorar el problema. Las causas de la enfermedad tienen diferente relevancia según la persona, y es importante un enfoque multidisciplinar para el tratamiento del acné y el control de la afección.
Grado 1: el acné comedónico o no inflamatorio
El acné de grado 1, llamado acné comedónico, es el más común y frecuente durante la pubertad. Los estudios indican que afecta a ambos sexos y está presente en cerca del 85% de los adolescentes.
Este tipo de acné no presenta inflamación con pus, sólo puntos negros (abiertos o cerrados) que aparecen especialmente en la frente, la nariz y las mejillas. No duelen, pero pueden ser incómodos.
Grado 2: el acné papulopustular
Clasificado como acné de grado 2, el acné papulopustular se caracteriza por comedones, pápulas y pústulas, con presencia de granos con pus y elevaciones en la piel que pueden ser bastante dolorosas.
En este caso, el acné aparece debido a la inflamación de las glándulas sebáceas, causada por la intensa proliferación de bacterias en la zona. Con una duración prolongada e insistente, este tipo suele dejar manchas de acné en la piel e inducir consecuencias psicosociales.
Grado 3: el acné nodular-quístico
El acné de grado 3, conocido como acné nódulo-quístico, se puede resumir con una de las cosas más aterradoras relacionadas con el tema: los granos internos. Este tipo de acné tiene la presencia de nódulos internos que aparecen principalmente en la cara, la espalda y el pecho, y son extremadamente dolorosos.
Grado 4: el acné conglobata
Llegamos al grado 4, compuesto por el acné conglobata. Se trata de un tipo de acné grave que predispone a la formación de grandes quistes y a una inflamación exacerbada. La característica principal es un conjunto de lesiones próximas entre sí, con presencia de pus y múltiples abscesos, que provocan la deformación de la piel y la cicatrización.
Grado 5: el acné fulminante
En el grado 5, el más grave de todos, se encuentra el tipo más raro de acné: el acné fulminante. Las lesiones son similares al acné conglobata, pero más grandes, más extensas y afectan a una mayor extensión del cuerpo.
Además, también provocan síntomas como fiebre, dolor en las articulaciones y malestar. Se observa casi exclusivamente en los hombres y aparece en la cara, el pecho y la espalda. Su aparición, afortunadamente, es muy rara.
¿Cómo tratarla?
El acné tiene diferentes tratamientos según su tipo, es decir: grado de inflamación, características y causas asociadas al problema. Hay muchas formas de tratamiento, que incluyen cosméticos, medicamentos y procedimientos estéticos.
En general, los tratamientos se dividen en cinco grupos:
- Profiláctico: cuidados especiales, como una higiene adecuada y el uso de productos cosméticos indicados para mejorar el acné. Otras medidas están en el estilo de vida, como el mantenimiento de una dieta equilibrada, la actividad física regular y el control del estrés;
- Medicinal: con medicamentos tópicos u orales, destinados a un control más rápido para los grados más severos de acné;
- Quirúrgico: reservado para lesiones muy severas que no drenan espontáneamente y que requieren procedimientos menores de drenaje de pseudoquistes y abscesos formados por el acné;
- Tratamientos coadyuvantes: incluyen la limpieza de la piel, el uso de tecnologías como el láser, la luz pulsada y la fototerapia. Por sí solos no controlan la enfermedad, pero pueden ofrecer una mejora más rápida cuando se asocian a otros tratamientos convencionales;
- Las alternativas: acupuntura, fitoterapia, etc., siguen estudiando su eficacia e indicaciones.
Los casos más leves pueden controlarse con una rutina de cuidado de la piel, que incluye cosméticos dirigidos a la piel acneica. A medida que la gravedad de la enfermedad aumenta, también lo hace la necesidad de un seguimiento médico más cuidadoso y la elección de tratamientos farmacológicos.
Cada caso es único, por lo que lo mejor es acudir a un dermatólogo de confianza para que realice una evaluación adecuada. Así, el profesional podrá recomendar el tratamiento más adecuado para cada piel, así como otros seguimientos que puedan ser necesarios.
Además, nunca debes apretar los puntos negros y las espinillas, porque eso puede causar riesgo de infección y manchas. A menos, claro está, que lo haga un especialista, con la ayuda de todos los productos y equipos necesarios. Cuanto antes se inicie el tratamiento del acné, más eficaz será.